jueves, 9 de julio de 2015

Querido Santa: quiero una hermanita


La familia Smith estaba particularmente feliz en la víspera de navidad pues esperaban a un nuevo miembro de la familia, si bien ya contaban con un pequeño de 5 años, la señora Smith siempre había anhelado tener una niña. El pequeño David también estaba entusiasmado con la idea de convertirse en hermano mayor y enseñarle a su hermanita todo lo que debía saber acerca del mundo.
Trágicamente sus sueños se vieron truncados cuando justo la mañana del 24 de diciembre la señora Smith sufrió un aborto espontáneo. Ella había quedado visiblemente trastornada por el hecho, con la mirada perdida y sin responder del todo coherentemente a lo que se le preguntaba, sin embargo su esposo no quiso dejarla en el hospital así que la llevó a casa para cenar en familia y dejar listos los regalos para su pequeño hijo.
Cuando a David le anunciaron que ya no tendría una hermanita se entristeció demasiado y le preguntó a su papá si le podía pedir a Santa que le devolviera a su hermanita aunque no volviera a recibir otro juguete en su vida, el señor Smith se enterneció pero le respondió con la verdad; entonces David se enfureció y afirmó que no quería volver a saber nada de él ni de la navidad tras lo que corrió a su habitación.
Al día siguiente el árbol estaba repleto de regalos para David que él se rehusaba a abrir aún ante la insistencia de su padre. La señora Smith se acercó a su pequeño con un gesto desquiciado y le dio una caja de tamaño mediano que su padre no recordaba haber envuelto con ella.
-Este regalo te gustará, ábrelo – le dijo más como una orden que como una invitación, el niño obedeció asustado e hipnotizado por esos ojos inhumanamente abiertos y luego soltó un chillido agudo al mismo tiempo que arrojó la caja al piso dejando caer su contenido: un feto rojizo aún ensangrentado y con restos de placenta que portaba un gorro rosa tejido.


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