miércoles, 24 de enero de 2018

El cuadro de la muñeca rota



-Este cuadro es simplemente impresionante, resulta bastante realista a pesar de ser casi monocromático. ¿Se inspiró en una chica real? ¡Es hermosa! – Alababa una joven al pintor principal de una exposición de arte moderno, había esperado toda la noche a que la gente se disipara un poco y así poder hablar con él. El cuadro en cuestión mostraba a una chica de cabello corto, enormes ojos y pequeños pero sensuales labios, todo en un tono rojo amarillento con ligeros toques en negro, a la mujer le recordó a una muñeca japonesa.
-Era…ella…murió recientemente – respondió con melancolía el pintor.
-Oh, cuánto lo siento, ¿eran muy cercanos?
-Lo nuestro era algo complicado y no creo que quiera escuchar la tediosa historia.
-Desde que entré a aquí esta pintura me atrajo demasiado, el rostro de la chica a primera vista luce inexpresivo pero al mirar sus ojos puedes notar dolor, tristeza y aun así sigue teniendo una belleza escalofriante, por favor, necesito saber un poco más de ella.
-Marion, su nombre era Marion…Y puedo decirte que no era un ser terrenal, sus pasos eran tan livianos y gráciles que parecía flotar, una mirada de sus hermosos ojos grises podía hacer que cualquiera olvidara cómo articular palabras adecuadamente y cuándo sonreía, lo que no ocurría a menudo, no había criatura alguna que pudiera igualar su belleza.
-¿Entonces por qué no la dibujó sonriendo? – preguntó insolentemente la joven. El pintor perdió su aire soñador y su rostro se transformó en una mueca de frustración y enojo.
-¡Por qué jamás pude hacerla sonreír! Lo intenté, lo intenté cientos de veces y jamás lo conseguí…
-Discúlpeme…veo que es un asunto incómodo para usted, mejor hábleme del momento en que realizó la pintura.
-¡Ah! Ese día… - pronunció el artista recobrando su aire soñador con una sonrisa torcida en los labios – Ese día invité a Marion a mi casa para pintarla, ella conocía mi trabajo y la idea le agradó, sin embargo por más que intentaba sacarle esa radiante sonrisa no podía conseguirlo. Y tras indagar un poco conocí la triste historia tras ese hermoso rostro, abuso sexual, adicción a las drogas, ideas suicidas…
››Hubiera querido ayudar a esa preciosa muñeca rota pero al ver su rostro de cerca supe que ya era tarde, diminutas arrugas se posaban ya junto a sus ojos, sus labios, era sólo cuestión de tiempo para que su magnificencia se fuera al demonio, y con su ritmo de vida ocurriría pronto. ¡Demasiado pronto! Yo no soportaría verla convertida en una drogadicta acabada, perdería un trozo de mi alma cada vez que la viera convertida en una sombra de la hermosa criatura que tenía frente a mí. No, el mundo necesitaba a Marion resplandeciente, irradiando belleza como siempre. Así que tomé un cuchillo y lo clavé en su pecho, ella murió casi al instante, sin siquiera luchar, tú dices ver tristeza en esos ojos, lo que yo vi fue agradecimiento.
››Sabía que su cuerpo se pudriría con rapidez así que decidí conservarla de la mejor forma que podía, pintándola. Y qué mejor que hacerlo con ese hermoso tono escarlata que fluía de su cuerpo angelical, cuando no hubo más sangre en la herida desnudé su delgado cuerpo, tomé el cuchillo y lo abrí de par en par encontrando más de esa magnífica tinta, aquél cascarón no me interesaba, lo único que siempre me importó fue su belleza sobrehumana.
››Pinté su rostro, al que la muerte parecía haberle devuelto su belleza original, su piel lucía más pálida, sus labios más rojos y sus ojos hermosamente más grandes y brillantes, el cuadro recién terminado era perfecto, sin embargo había un problema… - hizo una pequeña pausa, miró a la chica que se encontraba aterrada y que hubiera corrido si en ese instante él no la hubiera sujetado fuertemente con ambos brazos – ese bellísimo tono rojizo cambia cuando se seca y debo renovarlo – tras pronunciar estas palabras le cortó la garganta a aquella joven colocando enseguida un frasco frente a ella. Esa noche retocaría la pintura, aún debía ser expuesta en varias ciudades más.


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