Oh mi dulce
Gabrielle,
Hermoso ser de
rubia cabellera y enormes ojos,
Eres el único
rastro de pureza en mi corrupta vida,
Eres el
maravilloso ángel
que ha descendido
a enmendar mi sendero del mal.
Tú, con tu
celestial presencia,
Tu inocente
rostro
Y tu mente sin
mancha alguna.
Tu piel es el
mármol más fino
Y tus labios,
¡ah!
Ellos no pueden
ser otra cosa que cerezos en flor,
Tu inmaculada
belleza confunde mi mente,
Deseo protegerte
de la perversidad del universo
Y a la vez quiero
poseerte con todas mis fuerzas.
Debo mantenerme
alejada de ti Gabrielle
De tu tierna voz
y tu gran afecto,
Debo marcharme
lejos
Pues yo, tu
protectora, soy tu mayor peligro.
¿incesto o pedofilia?
ResponderEliminarOhhhhhh lean el libro completo del burdel y entenderán este poema.
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