La soledad, mi
compañera
altera más mi
percepción
encontrando belleza
en lo mórbido e inusual.
Aumenta la sed, el
hambre de ti,
de tus besos, de tu
ser.
Pido un exorcismo de
tu recuerdo,
tu triste memoria.
El olvido llega a mí,
y se fusiona
lentamente con la indiferencia.
Un recuerdo lucha por
mantenerse con vida,
pero el cruel paso
del tiempo lo vuelve cenizas
las cuales ya sin
fuerza alguna
desaparecen con el
viento
sin rencor, ni
tristeza, ni amor...
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