-Este cuadro es simplemente
impresionante, resulta bastante realista a pesar de ser casi monocromático. ¿Se
inspiró en una chica real? ¡Es hermosa! – Alababa una joven al pintor principal
de una exposición de arte moderno, había esperado toda la noche a que la gente
se disipara un poco y así poder hablar con él. El cuadro en cuestión mostraba a
una chica de cabello corto, enormes ojos y pequeños pero sensuales labios, todo
en un tono rojo amarillento con ligeros toques en negro, a la mujer le recordó
a una muñeca japonesa.
-Era…ella…murió recientemente –
respondió con melancolía el pintor.
-Oh, cuánto lo siento, ¿eran muy
cercanos?
-Lo nuestro era algo complicado y
no creo que quiera escuchar la tediosa historia.
-Desde que entré a aquí esta
pintura me atrajo demasiado, el rostro de la chica a primera vista luce
inexpresivo pero al mirar sus ojos puedes notar dolor, tristeza y aun así sigue
teniendo una belleza escalofriante, por favor, necesito saber un poco más de
ella.
-Marion, su nombre era Marion…Y
puedo decirte que no era un ser terrenal, sus pasos eran tan livianos y
gráciles que parecía flotar, una mirada de sus hermosos ojos grises podía hacer
que cualquiera olvidara cómo articular palabras adecuadamente y cuándo sonreía,
lo que no ocurría a menudo, no había criatura alguna que pudiera igualar su
belleza.
-¿Entonces por qué no la dibujó
sonriendo? – preguntó insolentemente la joven. El pintor perdió su aire soñador
y su rostro se transformó en una mueca de frustración y enojo.
-¡Por qué jamás pude hacerla
sonreír! Lo intenté, lo intenté cientos de veces y jamás lo conseguí…
-Discúlpeme…veo que es un asunto
incómodo para usted, mejor hábleme del momento en que realizó la pintura.
-¡Ah! Ese día… - pronunció el
artista recobrando su aire soñador con una sonrisa torcida en los labios – Ese
día invité a Marion a mi casa para pintarla, ella conocía mi trabajo y la idea
le agradó, sin embargo por más que intentaba sacarle esa radiante sonrisa no
podía conseguirlo. Y tras indagar un poco conocí la triste historia tras ese
hermoso rostro, abuso sexual, adicción a las drogas, ideas suicidas…
››Hubiera
querido ayudar a esa preciosa muñeca rota pero al ver su rostro de cerca supe
que ya era tarde, diminutas arrugas se posaban ya junto a sus ojos, sus labios,
era sólo cuestión de tiempo para que su magnificencia se fuera al demonio, y
con su ritmo de vida ocurriría pronto. ¡Demasiado pronto! Yo no soportaría
verla convertida en una drogadicta acabada, perdería un trozo de mi alma cada vez
que la viera convertida en una sombra de la hermosa criatura que tenía frente a
mí. No, el mundo necesitaba a Marion resplandeciente, irradiando belleza como
siempre. Así que tomé un cuchillo y lo clavé en su pecho, ella murió casi al
instante, sin siquiera luchar, tú dices ver tristeza en esos ojos, lo que yo vi
fue agradecimiento.
››Sabía
que su cuerpo se pudriría con rapidez así que decidí conservarla de la mejor
forma que podía, pintándola. Y qué mejor que hacerlo con ese hermoso tono
escarlata que fluía de su cuerpo angelical, cuando no hubo más sangre en la
herida desnudé su delgado cuerpo, tomé el cuchillo y lo abrí de par en par
encontrando más de esa magnífica tinta, aquél cascarón no me interesaba, lo
único que siempre me importó fue su belleza sobrehumana.
››Pinté
su rostro, al que la muerte parecía haberle devuelto su belleza original, su
piel lucía más pálida, sus labios más rojos y sus ojos hermosamente más grandes
y brillantes, el cuadro recién terminado era perfecto, sin embargo había un problema…
- hizo una pequeña pausa, miró a la chica que se encontraba aterrada y que
hubiera corrido si en ese instante él no la hubiera sujetado fuertemente con
ambos brazos – ese bellísimo tono rojizo cambia cuando se seca y debo renovarlo
– tras pronunciar estas palabras le cortó la garganta a aquella joven colocando
enseguida un frasco frente a ella. Esa noche retocaría la pintura, aún debía
ser expuesta en varias ciudades más.
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