miércoles, 10 de enero de 2018

Comida de gusanos

La belleza puede resultar un gran don o una gran maldición, Diana creía en la primera opción pues gracias a su gran belleza física conseguía todo cuanto quería; sabía que con una coqueta mirada de sus grandes ojos color miel y dulcificando su tono de voz nadie podía negarle nada en absoluto, ni sus compañeros, ni sus maestros, ni sus familiares. Sólo unas cuantas compañeras que la miraban con recelo y algunos pretendientes desdeñados opacaban momentáneamente su mundo de ensueño sin que ella les diera demasiada importancia.
            A menudo recibía obsequios por parte de admiradores de toda la secundaria con alguna nota de tintes románticos, por lo tanto no se sorprendió una mañana cuando encontró una vaquita de peluche sobre su pupitre con una nota en la que se leía: "Para la mujer más hermosa de la escuela". Con aquella frase era innegable que el obsequio había llegado al destinatario correcto, interrogó a sus compañeros pero nadie sabía quien lo había llevado.
            Diana asumió que en algún momento él susodicho aparecería y decidió conservar el regalo, era una vaquita muy simpática, con ojos saltones y una amplia sonrisa, además de una pequeña campana que le colgaba del cuello. Las vacas eran su animal de felpa predilecto y además la habían rociado de un perfume que olía delicioso. Hacía ya un lustro que no dormía con peluches pero aquella vaca le pareció irresistible, con su gracioso rostro y su aroma, así que decidió compartir su lecho con ella.
            La mañana siguiente se dirigió entusiastamente a la escuela esperando descubrir quien le había dado ese excelente obsequio, sin embargo su admirador no apareció ni volvió a dejarle un presente, ni siquiera una simple nota; se sintió ligeramente decepcionada pero siguió sin preocuparle, le había gustado el obsequio y era todo lo que importaba.
            De regreso a casa miró de reojo una figura oscura que parecía seguirla, sin embargo cuando viró hacia ese dirección no había nadie. No le sorprendía que alguien la siguiera, ella era muy bella y seguro se trataba de uno de sus tantos admiradores, así que rápidamente se olvidó del asunto.
            Por la noche volvió a dormir junto a su peluche de agradable aroma, pero algo la despertó abruptamente a mitad de la noche, una de las orejas de la vaca rozaba con su frente produciéndole escozor; abrió los ojos con espanto dándose cuenta de que la vaca se había movido sola, quiso convencerse de que lo había imaginado, se apartó un poco del peluche y éste volvió a tambalearse sin justificación lógica, aterrada, Diana lanzó el peluche tan lejos como pudo y se cubrió completamente con sus cobijas.
            Intentó dormir, olvidarse de aquello y despertar al día siguiente recordándolo como una pesadilla tonta, pero el tintineo de la campana que pendía del cuello de la vaca le recordaba que aquello era real y que el peluche seguía moviéndose.
            Aunado a su miedo estaba el escozor en la frente que se extendió por todo su cuerpo como si aquel objeto estuviera contaminado, ella creyó que sólo se trataba de ansiedad, que debía calmarse y encontrarle una explicación lógica a aquello, se armó de valor y se quitó de encima las cobijas, después de todo controlar a un peluche poseído de treinta centímetros no debía ser tan complicado.
            Descendió de su cama y lentamente se acercó a la vaca que seguía tambaleándose en el suelo con su boba expresión en el rostro, la movió con el pie manteniendo su distancia lo más que pudo, al no observar ninguna reacción en el objeto decidió acercarse, no observó nada extraño en él así que optó por quitarle la campana para detener el molesto ruido y se desharía de él por la mañana.
            Justo cuando estaba quitándosela volvió a mirar una silueta oscura a su lado, asustada volteó hacia esa dirección pero nuevamente no había nadie ni nada que coincidiera con la figura, miró por toda su habitación pero no había nada inusual, de nuevo comenzó a sentirse nerviosa y no dejaba de mirar hacia todas direcciones hasta que sintió un cosquilleo en la mano con la que aún sostenía a la vaca, bajó la mirada y contempló con pavor que en el lugar que antes ocupaba la campana se encontraba un orificio de donde estaban emergiendo decenas de pequeños gusanos blancos, instintivamente soltó el peluche con asco y se sacudió las manos.
            Pensaba salir corriendo al baño para lavarse concienzudamente las manos pero notó que bajo la piel de una de ellas sus venas parecían sobresalir demasiado hasta que comenzaron a moverse y se percató que no se trataba de sus venas si no de los horribles gusanos que se habían metido bajo su piel, comenzó a rascarse la mano frenéticamente y de nuevo sintió como la comezón se extendía por todo su cuerpo, miró sus piernas y notó que ahí también había gusanos deslizándose bajo su piel.
            Completamente llena de asco y ansiedad buscó un cutter en su mochila, se derrumbó en el suelo y comenzó a provocarse cortes en la piel tratando de extraer aquellos parásitos, su blanquecina piel fue cambiando su tonalidad por el rojo de la sangre que brotaba de las numerosas heridas.
            Pero su frenesí se detuvo cuando la oscura silueta apareció de nuevo, Diana se puso de pie sosteniendo aquella arma blanca, caminó con una mirada demente por su cuarto buscando algún intruso pero lo único aterrador que encontró fue su propio reflejo en el espejo, tenía el cabello alborotado, el gesto de una mujer esquizofrénica y sangre por doquier, se acercó al espejo sin reconocerse y contempló con horror que la oscura silueta que había contemplado no se encontraba en su habitación, si no en su propio ojo, observó como uno de esos pequeños y grotescos gusanos se paseaba por él; Diana, presa del horror y la desesperación, exclamó el grito más agudo y potente de su vida y se hundió aquel cutter en el ojo izquierdo.
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            Cuando se examinó la vaca de peluche se descubrió que estaba llena de gusanos loa loa y un pequeño papel que decía: "No importa la belleza, al final todos somos comida de gusanos."


1 comentario:

  1. Hola andrea, necesito hablar contigo, me urge el libro completo del Burdel de las parafilias...puedo depositarte, necesito el libro, tiene la continuacion de Pirofilias y un slasher [Capítulo 7]?

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