Sábado 15
de Agosto
Ayer Jared me llamó temprano para darme su dirección, toda la
tarde fue un gran debate entre Elizabeth y Eleonor, pues mientras que la
primera me decía “Ve, viste normal y ve”, la segunda replicaba “Ve y morirás”.
Creo
que Eleonor es demasiado fatalista, así que escuché a Elizabeth y fui, pero a
mi estilo, corsé morado, falda corta, sudadera negra y mis amadas botas.
Cada
paso que me acercaba a la casa de Jared me convencía más de que no debía estar
ahí, que debía ir al gato o al parque o a cualquier otro lugar. Eleonor ya no
hablaba si no que gritaba “¡No entres! Regresa a casa”
Una
pareja de novios fuera de la casa cesaron sus besuqueos para observarme con
desprecio y extrañeza, sabía que si cruzaba la puerta habría al menos cincuenta
miradas sobre mí.
-¿Qué me ven
idiotas? ¿No estaban muy ocupados devorándose?
-Bruja –dijo
aquélla estúpida.
Podía haberla
golpeado a ella y su enclenque novio (ja, parecían un par de lesbianas) pero
preferí entrar a la fiesta y limitarme a hacerle un gesto obsceno con el dedo.
El ambiente era peor de lo que esperaba: demasiada gente, un asqueroso halo de
humo de cigarro que inundaba todo el lugar y lo peor, música horrible.
Recorrí con la vista el lugar justo con una
mirada como la que me dirigían, de asco y desprecio; no vi a Jared. Lo que sí
vi fueron a varios de esos agradables compañeros de aula.
-Eh Freak, ¿viniste
a poner una bomba? -me dijo sarcásticamente uno de ellos.
-No, vine a golpear
a quienes me lo preguntaran.
De inmediato se fue. Eleonor seguía gritándome
que saliera de ahí antes de que él apareciera. Contrario a eso me pasee un poco
por la casa de Jared, recorriendo pasillos, subiendo escaleras, sin
encontrarlo. Por desgracia encontré a Nancy.
-Por Dios Freak,
aún es agosto, deberías de quitarte el disfraz de bruja y guardarlo para
octubre.
-¿Agosto? ¿Entonces
por qué el disfraz de zorra?
-Bruja estúpida
-fue lo último que salió de su repulsivo ser antes de que se fuera indignada.
Luego de tal encuentro regresé al barullo de
gente y me senté en un sillón alejado.
-¿Las chicas
góticas no bailan? No, ellas sólo hacen slam. Debe ser por esas botas tan
pesadas -indudablemente era Joel.
-A las “chicas
góticas” nos falta eso a lo que vulgarmente se le llama…
-¡Sentido del
humor! ¿Cierto señorita Halliwell?
-Yo me refería al
ritmo.
-¿Esa es tu
respuesta? ¿Falta de ritmo? ¿Nada que me haga quedar como un estúpido?
-Eso lo puedes
hacer tú sin ayuda, además supongo que el aburrimiento adormece mi hostilidad.
-Según veo no lo
suficiente, podrías bailar conmigo y despertarla, así me pagarías el haberme
llamado extraño y asqueroso.
-Grotesco, y yo no
te dije así fuiste…
-Aquí está la
persona que he estado buscando -dijo Jared que apareció de pronto. Tan sólo
hice un gesto de saludo con la cabeza-. Ven, quiero presentarte a unos amigos.
Lo
seguí y conocí a sus amiguitos, parece difícil de creer pero eran mucho más
juniors que él. Lo único que hicieron esos idiotas fue darme un obligado saludo
y verme con asco. Ya estoy acostumbrándome a esa mirada.
Jared
no hacía más que platicar con sus amigos de estúpidas borracheras pasadas y yo
me encontraba parada junto a él sin hacer nada, tal situación terminó por
hartarme y salí rápidamente del lugar. Creo que oí la voz de Jared intentando
detenerme pero tal vez era un truco de Elizabeth así que me fui.
Lunes 17
de Agosto
Esperaba que nadie mencionara nada sobre el sábado, tan sólo
dejar ese enorme lapsus en el pasado y
seguir como si la estupidez jamás se hubiera apoderado de mí pero no fue así.
-¿Por qué te fuiste
tan pronto el sábado? –me preguntó Jared en la escuela.
-No vi una buena
razón para quedarme, realmente tus anécdotas no eran tan entretenidas.
-Perdón si te
ignoré un poco –un poco, ¡ja!– supongo que me entusiasmo hablando con mis
amigos.
-Todos los hombres
son imbéciles cuando se juntan.
-¡Hey!
-Si te
identificaste con la frase no es mi problema… -soy tan feliz cuando mis niveles
de hostilidad son normales.
Al
parecer Jared se molestó por el comentario pues no volvió a hablarme en todo el
día. Como si me interesara. He estado trabajando en mi cuento, pero todas las
ideas que he tenido me parecen demasiado estúpidas, demasiado simples. Y no
puedo sacarme de la mente que debería incluir a Elizabeth en él.
Martes 18
de Agosto
Jared sigue sin hablarme y obviamente yo no he intentado
hablarle a él. Por fin estaba teniendo una buena idea para un cuento cuando un
repartidor de flores apareció de la nada en mi casa con un gran ramo de
orquídeas que me parecieron negras hasta que noté que eran de un tono violáceo
muy oscuro.
-Se equivocó, aquí
no hay ningún velorio -me apresuré a decirle.
-Vive aquí la
señorita… ¿Sadie? -iba a verificar si el nombre era realmente ese, pero antes
tomé el ramo y le azoté la puerta en la cara. Creo que escuché algún gemido de
dolor pero me tiene sin cuidado.
Muy
raro, yo sé que muchos me desean la muerte, ¿pero gastar dinero en mí? El ramo
venía con una tarjeta que decía: “Flores únicas y hermosas, tales como tú.
Jared”
Extraño,
yo esperaba un mensaje como “Muere de una vez, bruja” firmado por cualquiera de
mis compañeritos. Guardé la tarjeta, tomé una de las flores, la olfateé y sentí
el extraño impulso de mordisquearla así que lo hice. Repentinamente llegó
Justina y me miró extrañada.
-¿Y esas flores?
-Son la cena
-respondí y me fui a mi cuarto con mi orquídea. Alcancé a escuchar que dijo
“Ahora come flores”, hilarante.
Olvidé
por completo la idea para mi cuento.
Jueves 20
de Agosto
Tenía curiosidad sobre qué diría Jared acerca de su
inesperado obsequio así que me acerqué a su
asiento cuando comenzó la hora del receso y todos estaban saliendo del
salón.
-¿No sabes que es
de mala educación regalarle orquídeas a una mujer? Claro, a menos de que le
desees la muerte -le dije seria.
-Bueno, es que yo
pensé que… -comenzó en tono de disculpa.
-Es broma, me
gustó, me pareció original.
-¿Y qué opinas de
la tarjeta? -preguntó Jared al mismo tiempo que se acercaba a mí.
-Me pareció un poco
falsa, no creo que realmente pienses eso.
Acercó su rostro
más al mío y me dijo.
-Claro que lo
pienso –retiró un mechón de cabello que caía sobre mi rostro– tú eres hermosa.
De
pronto la voz de Joel me hizo voltear.
-Si la miras tan
fijamente te puedes convertir en piedra -esta vez no había rastro de humor en
su voz.
-Correré el riesgo
-dijo Jared antes de irse.
-No creo que Jared
te convenga.
-¿Quién dijo que me
interesa?
-Tu mirada. Es en
serio, siempre termina tratando mal a sus novias, NO te conviene -sentenció
Joel muy serio.
-No me gusta Jared,
¿y desde cuando te preocupas tanto por mí?
-Por ti no, ¡por
mí! Si te hace enojar puedes empezar a matar a todos al estilo Carrie y estoy
seguro de que sería el primero.
-No eres tan
importante, oye Joel, tú crees que soy… ¿bella? –no sé cómo pude hacerle una
pregunta tan estúpida.
-Eh…no me siento
calificado para contestar esa pregunta.
-¿Por qué no? ¿No
te gustan las mujeres?
-Las mujeres sí,
pero no conozco los estándares de belleza de los aliens.
Le di un golpe en
el hombro y seguimos platicando de cosas absurdas.
Martes 1
de Septiembre
Terminé mi cuento apenas a tiempo para entregarlo, como
siempre quedó un poco confuso, un poco fantasioso y muy sanguinario, justo como
me gustan. Se trata de una chica con una hermosa voz que vende su alma a
Satanás, transformándose en un demonio, para vengar la muerte de su familia, lo
nombré “El nacimiento de un demonio”, lo sé, soy mala con los títulos. Cometí
el error de mostrárselo a Justina que a la mitad dejó de leerlo y me preguntó
si de verdad me atrevería a entregar eso, me dijo que me mandarían con un
psicólogo y que eso no sería mala idea.
Le
arrebaté mi historia, ¡ella que sabía!, siguió con su discurso de que mejor
debía hacer algo productivo de mi vida con lo que pudiera obtener dinero para
la familia, sí Justina ¡me voy a prostituir a ver si eso te gusta!
Viernes 4
de Septiembre
Otro aburrido día, la mayor prueba de eso es que lo único que
tengo para escribir es la conversación que tuve con Jared esta mañana.
-¿Ahora si
aceptarás mi invitación a salir? Podríamos ir a un antro o a alguna fiesta
-sugirió él.
-No, ya conviví con
TU gente, creo que es tu turno de convivir con la mía -le contesté, como si de
verdad pudiera considerar a alguien como “mi gente”.
-Quince minutos no
es convivir y yo ya estuve en el “Bleeding” una vez.
-¿Más de quince
minutos? Seguro te da miedo que te golpeen, no te atreves a ir -le dije
desafiándolo.
-¿Eso es un reto?
-No, es una
afirmación, te aterra ir.
-Nos vemos ahí a
las diez.
-Llega temprano
cobarde.
La
gente ha comenzado a notar que platico demasiado con Jared y a uno de los
idiotas, Carlos, se le ocurrió molestarme al respecto.
-Oh que tierno,
Sadie está enamorada.
Me
limité a darle un puñetazo en la cara, con eso bastó para que nadie más dijera
nada, aunque me gané una terapia más con la directora, Rosario, hablar con ella
es torturante en más de una forma, tanto por su fanatismo religioso exagerado
como por el excesivo sudor que resbala por su regordete y porcino rostro.
-¿De nuevo
agrediendo a tus compañeros?
-Las buenas
costumbres no deben perderse.
Comenzó
a darme una cátedra sobre lo malas que eran mis actitudes, los problemas que
iban a causarme, que debía aceptar a Dios en mi vida para ser una persona de
bien (esto fue lo más fastidioso de todo), lo bondadosa que era por no haberme
echado aún de la escuela, etc., etc.
-No es correcto que
una dama se comporte de esa forma -fue una de sus frases más molestas.
-Yo nunca dije que
lo fuera.
-Tienes razón,
estás lejos de serlo pero mientras estés en mi escuela espero que actúes como
una. Quiero que le pidas disculpas a Carlos -al escuchar la última frase no
pude contener mi risa.
-Eso jamás va a
suceder.
-Si no te disculpas
te voy a suspender el resto de la semana.
-Haz lo que quieras
Chayo -odia que la llamen así, es tan divertido ver su gesto de enojo, es como
observar a un cerdo haciendo muecas.
-Bien, no te quiero
ver aquí hasta la próxima semana. Si continuas con este comportamiento me veré
obligada a quitarte la beca y no creo que eso le agrade a tu madre.
-Da igual, a
Justina nada le agrada, por cierto, es viernes Chayo.
Salí de
su oficina, fui a recoger mis cosas al salón y vine al parque, sigo haciendo tiempo
pero sé que en algún momento deberé de ir a escuchar otro sermón.