A decir verdad no le importaba si era humano
podía usar a un caballo, un perro o un gusano,
no tenía siquiera que estar vivo
una botella o un dildo cumplían su deseo lascivo.
Esta pasión desenfrenada fue su perdición,
contempló una post mortem erección
procedió a utilizarla sin pudor alguno
sin notar que era un zombie buscando desayuno.
Así Luciana fue devorada con furia
víctima del gran pecado de la lujuria.
Muy bueno
ResponderEliminarChingón
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