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"El burdel de las parafilias es un sitio donde las personas revelan sus deseos ocultos, aquellos que se han esforzado por esconder para encajar en una sociedad hipócrita y moralista. A lo largo de sus páginas el lector puede ir descubriendo de la mano de los personajes -con los que más de uno se puede identificar- diversas historias donde las más perversas, sádicas y aberrantes fantasías pueden hacerse realidad.
Cada capítulo encierra un fetiche sexual distinto que se funde con escenas de violencia extrema, mezclados de tal forma que lleva al lector a un éxtasis que no imaginaba que pudiera sentir. La sangre, el sudor y los líquidos de placer empapan cada página dejando al lector siempre con deseos de más y más.
Es el renacer del cuento erótico, de aquel que siendo tan cruel resulta placentero."
lunes, 14 de agosto de 2017
miércoles, 2 de agosto de 2017
Gatita
Aquel plan había sido una idiotez,
colarse en la casa de su sexy profesor de inglés para hurtar un souvenir para
mostrarles a sus amigas que no era tan cobarde como ellas decían. Entrar había
sido más sencillo de lo que creyó y sintió una enorme excitación cuando entró
en su habitación, aquel lugar sagrado donde él pasaba sus noches, abrió las
puertas de su enorme clóset y aspiró el delicioso aroma de su ropa hasta que
escuchó que alguien entraba a la casa, de inmediato entró en pánico e hizo lo
primero que se le ocurrió, esconderse en el clóset.
Rezó porque él saliera nuevamente de
su casa para poder escapar, sin embargo pudo oír que él entraba a la
habitación.
-Entra gatita, tengo algo para ti – la
chica escuchó como caminaba por la habitación y un maullido que le pareció muy
extraño – vamos, bebe la leche, tienes que terminártela toda.
El inminente silencio que había en la
habitación le permitió escuchar lengüetazos seguidos de inconfundibles gemidos
masculinos de placer. Esto la perturbó bastante, ¿su maestro se estaba follando
una gata? La curiosidad venció al miedo y decidió abrir la puerta del clóset
sólo lo suficiente para poder espiar.
No, aunque aquél ser portaba orejas
puntiagudas y cola de gato se trataba de una atractiva chica en lencería con
una correa atada a su cuello. Su profesor, sentado en un sillón de piel rojo,
había vertido leche sobre su falo erecto y ella la lamía fervorosamente sin
dejar una sola gota. Él jaló la correa y la atrajo hacia él, haciendo que se
sentara sobre su estimulado miembro, tomando sus caderas moviéndolas arriba y
abajo causando que la chica gato pronunciara palabras soeces, él la abofeteó
fuertemente.
-Los gatos no hablan, idiota.
La gatita lo miró con odio pero
continuó con aquél juego ronroneando y maullando al ritmo de sus caderas hasta
alcanzar un visible orgasmo arañando fuertemente la espalda del profesor
haciéndolo sangrar, él la arrojó al suelo furioso.
-¡Eso es lo que te pasa cuando te
coges una gata!
Él pareció no escucharla, abrió uno de
los cajones de un gran mueble de madera y extrajo un arma disparándole
directamente entre los ojos antes de que la chica pudiera reaccionar.
-Otra con rabia…
Leily no pudo contener un grito y el
docente caminó enseguida a su dirección, abriendo la puerta del clóset y
dejándola expuesta.
-¿Qué carajo haces aquí? –preguntó aun
sosteniendo el arma, Leily hizo lo único que se le ocurrió, se agachó
sentándose sobre sus pies, colocó las palmas en el piso y pronunció:
-Miau.
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